23 de julio de 2009

Sólo vine a hablar por teléfono


- Es que yo sólo vine a hablar por teléfono -dijo María.



- De acuerdo, maja -le dijo la superiora, llevándola hacia su cama con una dulzura demasiado ostensible para ser real-, si te portas bien podrás hablar por teléfono con quien quieras. Pero ahora no, mañana.


Algo sucedió entonces en la mente de María que le hizo entender por qué las mujeres del autobús se movían como en el fondo de un acuario. En realidad estaban apaciguadas con sedantes, y aquel palacio en sombras, con gruesos muros de cantería y escaleras heladas, era en realidad un hospital de enfermas mentales. Asustada, escapó corriendo del dormitorio, y antes de llegar al portón una guardiana gigantesca con un mameluco de mecánico la atrapó de un zarpazo y la inmovilizó en el suelo con una llave maestra. María la miró de través paralizada por el terror.



- Por el amor de Dios -dijo-. Le juro por mi madre muerta que sólo vine a hablar por teléfono.




Gabriel García Márquez, Sólo vine a hablar por teléfono (fragmento).

Manu Pacífico, Euge Bustos, Caro Brancos, Caro Bilancio y Jime Sanchez C. Nunca me dicen que no, GRACIAS.

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